No son tiempos para ser soñador.

Al principio eras como una droga, una maldita pastilla a la que me sentía irremediablemente unida.
Pero poco a poco las cosas fueron volviendo a la normalidad. Ahora estoy dentro del grupo de "los que controlan". Estoy orgullosa de ello. Te sigo necesitando cada día de mi vida, pero ya no es lo mismo. Puedo pasar un día sin seguir tus normas y que no me pase nada. Aun así me siento débil, y tengo la sensación de que estoy volviendo a tener mono de tí. Eso me hace hundirme más y más. Cada vez que te veo en una foto, cada vez que veo tu reflejo en un espejo. Cada vez más.

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Y así regreso tras los exámenes.
Terriblemente agotada, e inmensamente feliz.
Agotada de darme cuenta que los errores del pasado vuelven a saludarme.
Inmensamente feliz de que esteis aquí.
Los pies que me hacen no caer, las manos que me ayudan a alcanzar mis metas y la cabeza que me hace entender que las cosas son porque así tienen que ser.
Si me faltara cualquiera de ellos, hace tiempo que habría caido.
La sonrisa ya no forma parte del disfraz, y cada vez son menos las cosas que lo hacen.
Es sencillo: mientras el cinturón del coche esté atado, no saldré despedida , ni con el primer impacto, ni con el segundo, ni con el tercero, ni nunca.

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"La distorsión de la realidad se refleja en cada paso que doy"

Beso :)