jueves, 9 de julio de 2009

Pausa. Punto. Stop

Ayer no fue un buen día.
La mañana no estuvo del todo mal.
Pero la tarde la pasé intentando desaparecer bajo las sábanas de la cama.
Obviamente no obtuve el resultado deaseado, asi que me puse a escribir.
No para publicarlo posteriormente aquí. Necesitaba escribir para mí. Desahogarme en el cuaderno sobre el que caían esas lágrimas vacias. Deconsoladas.
Intentaba encontrar alguna razón que justificara esa caja. Lo intentaba anoche, lo intentaba esta mañana y lo intentaba en la sala de espera mientras aguardaba a que el médico asomase por la puerta y me hiciera pasar al interior de la consulta.
¿Cómo se justifica poner delante de tí la misma piedra con la que tropezaste la otra vez y provocar una segunda caida?
Asi estaba yo, con la música procedente del iPod como banda sonora de mis rayaduras de coco, pero sin prestar atención a cualquier intento de letra. Era incapaz de concentrarme, ni en una cosa ni en otra. Cuando de repente escuché:

Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro

Acto seguido me levanté y entré en la consulta...

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