Atrévete a saber

El viento traía las temblorosas cortinas a los pies de la cama.

Un tenue rubor cubrió mis mejillas, y el batir de las alas de una pequeña mariposa color marfil se apoderó tímidamente de mi pecho. Tu mirada intelectual se clavó como un puñal en mis ojos.

Me levanté con la intención de cerrar la ventana, pero tu mano fue más rápida. Se interpuso entre las dos y me arrastró a la inmensidad de la noche.

Los primeros segundos los recuerdo como los más largos de toda mi vida.

Estaba muerta de frío y de miedo. Tan solo la idea de que pudieras abandonarme a mi suerte me impedía respirar. Pero no. No te separaste de mí un solo segundo. Juntos cruzamos el espejismo de la felicidad, fuimos testigos del nacimiento de un nuevo día mientras nuestros pies jugaban, traviesos, con la arena.

Desee poder parar el tiempo tantas veces durante aquella noche...

Al final nos rendimos ante la evidencia, y aun con el sabor del mar bañando nuestra piel nos sumergimos en un profundo sueño