Ayer en clase de filosofía tuvimos que escribir un ensayo. Debíamos posicionarnos a favor del dualismo de alguno de los filósofos que hemos visto este trimestre, o de ninguno siempre que estuviera justificado.
Terminé haciendo un ensayo de mi visión de la vida. Letras y más letras que parecían gritar yo, yo y yo. Escribí acerca de la muerte, de aprovechar el momento, de no querer morir en vida para poder vivir cuando estemos muertos.
Hace unos días mi tutora le dijo a mi madre que me veía triste, y que aunque eso no había afectado a mis notas me encontraba decaída en comparación con el principio de curso. Ella respondió que estaba cansada por los exámenes.
María también se levanta llorando en medio de clase.
No puedo decir que sea mi amiga, ni que la conozca bien, sólo hemos coincidido un par de años en clase y ni siquiera tenemos amigos en común, pero puedo afirmar que es una de las personas más felices y risueñas que conozco. Siempre tiene una sonrisa para todo el mundo, y, sin embargo, esta semana era incapáz de reprimir las lágrimas fruto del agotamiento. Y yo me veía en ella.
En su caso es el baile, en el mío el teatro. Son nuestras verdaderas pasiones y tenemos que relegarlas a un segundo plano por culpa de lo que se supone que debemos y podemos hacer.
Y esto sólo es primero, ¿qué ocurrirá el año que viene?¿y qué ocurrirá el día de mañana?
No son los exámenes, ni el dormir cuatro horas cinco días a la semana, ni empezar a estudiar un examen a la una de la mañana y que ni siquiera se valore ese esfuerzo. Eso en el fondo me da lo mismo. Lo que me duele, me agota y me entristece es darme cuenta de que no soy tan capaz como creía, de que no puedo con todo y de que ha llegado el momento de tomar una decisión. Y me da miedo hacerlo. Me da miedo porque es y siempre ha sido mi sueño. Subirme a un escenario y hacer sentir.
En el ensayo escribí que independientemente de que uno sea o no creyente hay veces que no tenemos a que aferrarnos, que ya no nos queda nada y le confiamos esa última esperanza a una ilusión, a algo inmaterial que puede o no tener apariencia humana. En mi caso ha sido la ilusión de cumplir mi sueño la que me ha mantenido a flote, me ha secado las lágrimas y ha despertado en mi la fuerza necesaria para continuar. Es lo que me ha venido haciendo feliz. Una meta en la vida, algo fundamental en mi mundo en el que no tiene cabida un año sabático, porque eso significaría una vida incompleta.
"y anoche pasé por el mismo lugar, casi me pongo y me puse a llorar "
3 comentarios:
Meriyei, te quiero muchisimo, a veces hay que renunciar a algo a corto plazo pero eso no significa dejar de luchar, y a veces hay que arriesgarnos con todo, a cagarla, a pedirnos más de lo que podemos y al final sale bien.
Pero sea lo que sea, esforzarse siempre saca lo mejor de uno mismo.
Te quiero
No renuncies a nada, no merece la pena.
TU PUEDES CONSEGUIRLO!
Te quiero MJ! :)
Princesa, te lo dije una vez y te lo diré las veces que haga falta... tú puedes con todo. No me importa el tiempo que hace que te conozco, porque es algo que reflejas en tu mirada; algo que se siente con solo un segundo de estar contigo. Lucha con todas tus fuerzas. Es tu sueño, es tu pasión... ¿prometiste que te vería desde la primera fila subida en un escenario, recuerdas?... Love ya princess
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