martes, 19 de enero de 2010

Death makes angels of us all
and gives us wings
where we had shoulders

Gracias.
Por decirme aquel día en el Retiro que no mirase al suelo
que allí no iba a encontrar nada interesante.
Te hice caso. Levanté los ojos, y, tenías razón,
todo lo que necesitaba estaba frente a mi.
Bajo un arco de medio punto siendo rey Carlos III, año 1778.

Una canción de Ana Belén, la última frase de mi libro de la infancia.
Las mejores sorpresas, aquellas que se dan sin razón aparente,
tal vez porque
un escaparate te llamó la atención,
o porque un día decidiste inventarte el final de una
conversación sin acabar.
Los mejores regalos, sin duda, los minutos,
en especial aquellos en los que ya no tenemos
nada que decir
y el silencio se adueña de ambos...y nos lleva lejos, muy lejos.

Tan lejos como un sábado, como la inocencia que vuelve salada la piel
cuando la cubre de lágrimas.
Porque no sólo hay lágrimas rojas, también hay lágrimas blancas.

Esas son las más bonitas. Cuando me uno a ellas te siento como nunca.

Te amo.





3 comentarios:

Alatáriël dijo...

Mariajo :) no se si soy yo que estoy moñas, o que esto es muy bonito (L)
Pero me encanta xD

Luisetex dijo...

No words.

Love you babe

juliette dijo...

odio leer tus cosas ñoñas xD
se que te encanta leer mis miradas ;)
te quiero fea