Ya no sorprende, ni colapsa, y por supuesto no obliga a suspender las clases, pero ahí permanece. La alegría que te embarga cuando alguien dice las palabras mágicas: "ha nevado, está todo blanco". Entonces sales de la cama y te diriges corriendo al balcón. Abres la puerta y saludas a la fría mañana invernal, y cuando te quieres dar cuenta, tus pies descalzos se paralizan ante el inmensa alfombra albina que se extiende antes tus ojos.
1 comentario:
Eso tú, aquí ni pizca de nieve ¬¬.
Love ya girl
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