Estoy poco comunicativa y creo que se me va a romper una uña de un momento a otro.
En el túnel del metro de Begoña hay un hombre que toca el acordeón realmente bien, tanto que cuando paso por su lado bajo el volumen de Amelie y me contagio de su ritmo. Lástima que nunca disponga del tiempo suficiente que la música necesita para ser disfrutada.
Supongo que escribir acerca de cosas aleatorias es lo mejor que se puede hacer en mitad de una semana de exámenes. A mi derecha Mussolini y Hitler le dan un respiro al mundo, a mi izquierda dos curricula (que mal suena por todos los demonios) me recuerdan que mi búsqueda de un trabajo estival aun no ha llegado a su fin y el ruido del papel atascado en la impresora desata el caos.
No tengo más ropa que quitarme ni más ventanas que abrir, las botellas de agua vacías se amontonan entre apuntes, bolígrafos y cables de los mil y un cachivaches que tengo en la habitación y maldita sea ¿quien ha decidido que este año no tengamos primavera?
1 comentario:
me gusta lo de la primavera... :)
quieres hablar?
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